Es difícil mantener la llama, porque, cuanto más largo es el tiempo, más pequeño es el amor. Por eso, llega un momento en que tienes que decidirte y volver a encender las velas. De una forma u otra, tú también sentirás que no existe nadie más, que un abrazo puede cambiar tu día más triste, y que el mínimo detalle se vuelve en algo enorme. Y entonces, solo entonces, podrás gritar que estás enamorada.

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